El gobierno sin rumbo, la izquierda debe calibrar el suyo y mostrar un camino independiente
Por Damián Vekelo, FAR
La renuncia de Caputo a su cargo en el banco central,
en medio de un paro general y de la reunión de Macri con el FMI no es un hecho
menor, como tampoco lo es que su sucesor será el tercer presidente del BCRA en
un lapso de tres meses. El ahora ex presidente de la entidad monetaria, es un
personaje de confianza de Macri, se puede decir del “círculo rojo”. Su salida
está directamente determinada por una exigencia del Fondo Monetario
Internacional. “El manejo del tipo de
cambio precisamente fue el que precipitó
la salida de Luis Caputode la presidencia del Banco Central. En medios
cercanos a la autoridad monetaria se comenta que la oposición del FMI a la intervención del Banco Central llevó a
rispideces y un severo desgaste en la relación entre Caputo y los técnicos del
organismo internacional." (Ámbito Financiero
26/09)
Este
enroque se produce ante la falta de resultadosy expresa por un lado, una
muestra de la ausencia de plan y rumbo por parte del gobierno, y por otro del
carácter cada vez más servil del
gobierno a los designios del FMI. Macri
no sabe cómo salir de la crisis y ha optado por seguir a ciegas las pautas de
Lagarde, el resultado, ya lo vivimos. Las
posibilidades de resultados positivos son más que escasas. La única expectativa
del gobierno hoy es el ingreso de divisas provenientes de préstamos. Es
continuar con el ciclo de endeudamiento que, al no existir un ingreso de
dólares provenientes de alguna rama de la producción (vía impuestos), lleva
inevitablemente al default. Esta encerrona, tiene su consecuente réplica en la
política a un año de las elecciones presidenciales y ya lanzada la campaña por
la mayoría de los partidos, con o sin candidatos. La oposición patronal está
buscando un recambio.
Ese
“cambio” vendrá probablemente de la estructura del peronismo, de todos o alguno
de sus feudos, con la bandera blanca y amarilla como estandarte y un discurso
progresista que buscará re-legitimar el capitalismo “serio”. El
acto del 24 fue la segunda presentación pública de este armado político, que si
bien aún no tiene candidato definido, encierra tras el frente anti Macri
dirigido por Francisco, tanto a fracciones de la burguesía local, burócratas
sindicales y esa amalgama denominada genéricamente “campo popular”, donde
pululan las más diversas formas del oportunismo con una única definición común:
la conciliación de clases y la defensa del régimen.
Con
rumbo equivocado
El
paro del 25 fue contundente, también lo fue la intervención de la izquierda
clasista garantizándolo con piquetes en varios puntos del país. Esa
contundencia y ese potencial, que se vio desatado en diciembre pasado, es al
que venimos apelando para que la izquierda revolucionaria en su conjunto,
muestre un rumbo independiente, tanto de la burocracia sindical como del
progresismo patronal que se propone como salvavidas del capitalismo. El
24 fue un acto de campaña, como lo señalamos en notas anteriores, y es
necesario hacer un balance de la intervención de la mayoría de la izquierda en
ese contexto. Lo hacemos desde el respeto y la camaradería hacia organizaciones
que están en el mismo lado de la barricada, en la lucha por el socialismo.
El
Plenario del Sindicalismo Combativo y el resto de la izquierda, el FIT en su
conjunto, pudo convocar ese 24 a un acto independiente de la burocracia y los
delegados del Papa sin haber ido a la Plaza de Mayo, hecho que legitimó a esa
dirección que con una Virgen en el palco, anunció como próxima medida de lucha
ir a rezar a Lujan el 20 de octubre. Una convocatoria independiente de la
izquierda y el clasismo, hubiera sido un
hecho político, la muestra de una alternativa real, clasista, ante quienes
proponen frenar el ajuste del gobierno y el FMI, rezando.
Al
sostener esto, lo decimos luego de ver lo que puede hacer la izquierda si se
propone actuar de forma independiente, como quedó demostrado en el paro activo
del 25. Continuar
reclamando que la burocracia se ponga a la cabeza de la lucha contra el ajuste,
o sostenerlo como estrategia, no solo es un rumbo equivocado porque la burocracia ya demostró ser parte del
ajuste, sino que es erróneo porque implica la renuncia a disputar la dirección
del movimiento de masas, que no solo crece y se radicaliza, sino que además
tiende a romper con esa burocracia así como con la institucionalidad en
general.
Las
condiciones para desarrollar una alternativa independiente de todos los
proyectos patronales son más que favorables, será responsabilidad nuestra aprovecharlas o no,
para nosotros aprovechar estas
condiciones implica promoverla rebelión obrera y popular y una gran asamblea
nacional de trabajadores para echar a Macri y al FMI.
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