Los cuadernos del poder
Por Partido Guevarista
Los medios de comunicación titulan mal. Es parte de la labor
confusionista, que luego les permiten difundir falsas conclusiones. Los llaman
los Cuadernos de la Corrupción, cuando en realidad así funciona el capitalismo
en todo el mundo. La corrupción es parte inseparable del mismo, como lo es la
disputa de los mercados, las guerras, el militarismo, la trata de personas, el
narcotráfico y muchas cosas más. La única bandera de la burguesía es la ganancia,
el dinero. Y si para esto hay que coimear, corromper, comprar y vender voluntades, allí marcharan Electroingeniería,
IECSA, Wagner, Odebrech y otros. Y si esto no alcanza, los más poderosos, los
que manejan el mundo, enviaran sus mísiles, portaaviones y ejércitos. Así son
las cosas. El poder se gana o se pierde, pero no se negocia. Por eso la
burguesía vive en una guerra constante, primero contra los trabajadores y los
pobres, después contra otras fracciones competidoras de la propia burguesía y
finalmente con la burguesía de otros países.
En un sistema social, donde todo se compra y se vende, el
dinero es poder y el poder se construye con el dinero, los conocimientos y la
fuerza. Tanto tenés, tanto valés. Ningún empresario, desde el más chico al más
grande, se levanta a la mañana pensando a cuantos puede ayudar ese día, que
esfuerzo puede hacer por los demás. Solo piensa en cuanto puede llegar a ganar
ese día. Y para ganar hay que saber dar, negociar, tener relaciones, construir
poder. Los cuadernos, más allá de sus orígenes, de si un personaje
absolutamente menor como Centeno es miembro, o no, de los servicios de
inteligencia, desnudan impúdicamente las tramas del poder en nuestro País.
Muestran los miles de hilos que vinculan a los grandes empresarios, con los
administradores de turno del Estado, mientras los maestros vuelan por los aires
por un escape de gas, el 35% de la población vive en la pobreza, entre ellos
millones de niños y se arruina la vida de millones de trabajadores a cambio de
salarios y jubilaciones miserables.
Poner cara de asombro frente a esto no sirve. Tampoco decir
“A mí no me consta” o “Yo no estaba al tanto” como dicen algunos ex y actuales
funcionarios. Todos lo sabían y lo saben. Es más, la mayoría de ellos lo hacen
con gusto. Los “arrepentidos” de hoy, solo se preparan para volver a las
andadas mañana, porque los cuadernos solo hablan de los negociados en la obra
pública. Nada dicen de los negociados con el capital financiero, los
agronegocios, el comercio exterior, la fuga de capitales, la especulación con
los bonos y títulos de la deuda externa, la complicidad de las fuerzas de
seguridad con el narcotráfico y la trata de personas, los negociados con las
tierras y la corrupción de jueces y dirigentes sindicales. Todo un sistema que
nos hunde en la descomposición social y nos arrastra a la barbarie, y de la
cual solo saldremos con una revolución protagonizada por las víctimas del
capitalismo: los trabajadores y los sectores populares. Marx en el Manifiesto
Comunista de 1848 ya decía “La burguesía
ha despojado de su aureola a todas las profesiones que hasta entonces se tenían
por venerables y dignas de piadoso respeto. Al médico, al jurisconsulto, al
sacerdote, al poeta, al hombre de ciencia, los ha convertido en sus servidores
asalariados”. ¡¡Ha que viene entonces tanto escándalo de parte de muchos de
los que forman parte y se benefician de
esta trama!!
Lo patético de este caso es que jueces corruptos juzgan a
empresarios, políticos y jueces corruptos, en medio de todo tipo de operaciones
de los medios y los servicios, de periodistas que todo lo sabían y todo lo
callaban, de legisladores que ponen cara de yo no fui. De actuales
funcionarios, Ceos de las mismas empresas que coimean y disputan negocios y
espacios de poder, que hoy gobiernan y lavan millones de pesos a través de
aportantes truchos etc. etc. No sabemos en qué va a terminar todo esto, si
podemos afirmar tres cosas: 1°) Ninguna clase social se suicida. 2°) No habrá
una nueva moral dentro del capitalismo. A lo sumo habrá reconfiguración de los
negocios y espacios de poder entre los grupos locales y las multinacionales 3°)
Los trabajadores, los pobres de la ciudad y el campo, debemos aprovechar todas
las contradicciones y las disputas entre la propia burguesía para avanzar con
nuestras propias reivindicaciones, sin dejarnos arrastrar por ninguna de estas
fracciones en pugna.
Por último, en medio de tanta impudicia, están los
interesados y las almas buenas de los pequeños burgueses que no ven más allá de
sus propias narices, que nos llaman a defender estas instituciones, a esta
democracia para ricos y corruptos. A esperar hasta las elecciones del 2019 para
votar a nuestros próximos verdugos, mientras se profundiza la descomposición
social y la miseria causa más estragos.
A los trabajadores y al pueblo no nos da igual la forma en que la
burguesía ejerce su poder. No nos da lo mismo una dictadura sangrienta que esta
democracia para ricos, en donde una campaña presidencial cuesta unos 200
millones de dólares y una simple candidatura a diputado unos 2 millones, lo que
de hecho excluye toda igualdad política. Esta no es nuestra democracia, estas
no son nuestras instituciones. La democracia que nosotros defendemos y por la
cual luchamos es otra, es la democracia que se va construyendo en las
asambleas, la que ponga en manos de los trabajadores los medios de
comunicación, las fábricas, los bancos y las tierras. Luchamos por una
democracia con revocación de los mandatos, por el gobierno y la democracia de
las mayorías y no de un puñado de ricos, corruptos y represores. No hay que
esperar nada, hay que echarlos a todos y
cuanto antes mejor.
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