El Encuentro Combativo de Lanús debe darle continuidad al Paro, con un Plan de Lucha Independiente y la perspectiva de unir fuerzas para Echar a Macri y sus cómplices
Por Damián Vekelo
El paro de la CGT se sintió en todo el
país, esperado luego de largas dilataciones por parte de la burocracia
sindical. El acatamiento de la medida fue muy superior a las huelgas anteriores,
aunque esta acción tuvo una característica particular, ya que tuvo lugar dentro
de un contexto político nuevo, abierto en las jornadas de diciembre que
generaron una profunda crisis política y pusieron en evidencia que la
correlación de fuerzas entre la burguesía y los trabajadores es más que
favorable para nuestra clase.
La sucesión de traspiés que sufrió el
gobierno desde diciembre, con la corrida cambiaria y el recambio de ministros de
por medio, dan cuenta de esta debilidad y de la imposibilidad - debido al
poderosísimo dique construido por la resistencia popular - de aplicar el ajuste
que exige la burguesía local y que es condición para llevar adelante todo el paquete
de acuerdos con el Fondo Monetario Internacional.
Existe también un elemento nuevo, que puede
dar un salto cualitativo si continúa y se profundiza - el Encuentro del Sindicalismo
Combativo - que convocó a buena parte de la vanguardia y el activismo
antiburocrático de todo el país el 23 en Lanús. Este evento es el producto de
un reclamo permanente dentro de la vanguardia que busca una nueva referencia
sindical combativa, por lo tanto una herramienta para la lucha más allá de la
podrida burocracia sindical.
Pocas veces se dieron condiciones tan
buenas para desarrollar un espacio sindical clasista de estas dimensiones, que podrá
continuar y extenderse si el activismo y la izquierda revolucionaria así lo deciden.
Esta gran asamblea obrera, que dio
cuenta de los principales reclamos de las bases que protagonizan los
principales conflictos, tuvo que girar, a pesar de las vacilaciones de varios
de sus referentes, en torno de una consigna cada vez más clara y sintetizadora:
“Fuera Macri”.
Como se resolvió en este Plenario, las
organizaciones de izquierda tratamos de transformar a la jornada del 23 en Paro
Activo, cortando puentes, rutas y
accesos en todo el país. Una de estas actividades, de importancia por la
ubicación y el peso histórico, fue el corte del Puente Pueyrredón, donde se vio
reflejada la relación entre las clases, que se expresó a través de la debilidad
del aparato represivo y la ubicación privilegiada que puede tener la izquierda
si es que se decide a aprovecharla.
Desde las seis de la mañana se intentó
cortar el acceso a capital desde Avellaneda. Si bien es cierto que eran pocos
los activistas que impulsábamos la
medida, también era poco el personal uniformado, situación que permitió - cerca
de las siete - que la Prefectura terminara atenazada entre nuestra columna y
otra, conformada por compañeros y compañeras del PTS, que atravesó el puente
desde la Capital.
Esta situación obligó a los prefectos a retirarse
de manera desordenada, dejando el puente libre para que la izquierda lo ocupara
con orgullo. ¡Una metáfora de la situación en la que quedó el gobierno después
del 18 de diciembre! La burocracia lo comprende mejor que nadie, razón por la
cual hizo todo lo habido y por haber para que la huelga fuera bien pero bien “pasiva”.
¡No vaya a ser que una chispa termine “encendiendo la pradera” y el gobierno,
que está contra las cuerdas, pierda por knock out!
La izquierda debe apuntar en ese sentido, indicándole
al movimiento de masas que ahora ¡Sí
ahora! es necesario y posible ir por todo, concretando esa consigna tan
sentida por la clase trabajadora y el pueblo: “¡Que se vayan todos y no quede ni uno sólo!” Lamentablemente el “Pollo”
Sobrero, que junto a otros dirigentes del Encuentro Combativo había insinuado
esta perspectiva, retrocedió, aclarando que “había sido un error”.
El camarada tiene derecho a explicar que,
en vez de esto, pretende “que caiga el Plan Económico”. Sin embargo, cualquier
trabajadora de “a pie” sabe que no habrá ninguna posibilidad de tumbar las
políticas del gobierno sin echarlo a patadas, para lo cual será necesario “elevar
la vara” de la lucha, siguiendo el camino del 18 de diciembre y construyendo un
Argentinazo que cambie todo para que ya nada sea igual que antes.
La consigna que descartó el “Pollo” y recorrió
todas las comisiones y el plenario del Encuentro Combativo de Lanús, no surgió
de la elucubración o el capricho de algunos “ultraizquierdistas”, sino que
responde, como ninguna, a las expectativas más profundas de las mayorías, que están
esperando que algo o alguien se ponga al frente de semejante tarea… ¡La simpatía
generalizada hacia la rebelión del 18D y la multitudinaria movilización por el
Aborto Legal, constituyen muestras más que suficientes para comprender esta realidad!
Si el compañero Sobrero y aquellos
dirigentes que se dieron cita en Lanús, junto a otros y otras que no fueron, se
ponen al frente de esta política millones los/as acompañarán, ya que no hay
otra salida para empezar a resolver la crisis. Las fuerzas que conformamos el FAS
participamos activamente en el Encuentro de Lanús y los piquetes del Paro
General impulsando esta política, no para autoproclamarnos sino con la honesta
intención de convencer a las organizaciones más grandes para que la tomen como
propia.
Para eso será necesario darle continuidad
al Encuentro Sindical, extendiendo esta experiencia hacia todas las provincias
y distritos, profundizando los acuerdos y forjando un programa político
independiente de la burguesía y la burocracia sindical, un programa Obrero y
Socialista, como el que reivindicaron Sobrero y otros camaradas en Lanús. ¡Hay
que convertir ese espacio incipiente en una Asamblea o Congreso Nacional de Trabajadores
- sostenida por cientos de asambleas obreras, estudiantiles y populares - que
discuta y resuelva no solo los problemas gremiales, sino el problema central,
que es que clase gobierna el país, es decir el problema del poder!
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