Luchar y construir una fuerza revolucionaria

Por Partido Guevarista  

En medio de la fenomenal crisis mundial del capitalismo, y cuando se agudiza la guerra comercial entre las potencias imperialistas en su disputa por los mercados y las fuentes de materias primas, la  descomposición política, económica y moral de la burguesía local arrastra al País hacia un abismo del cual solo podrá salvarlo la organización y lucha en torno a una propuesta revolucionaria y socialista, construida desde los intereses de la clase obrera ocupada y desocupada, los pobres de la ciudad y el campo, la juventud y los intelectuales identificados con las luchas obreras y populares. Fuera de esto no hay salida. Fuera de esto, solo nos queda prolongar hasta el infinito la cadena de sufrimientos que arruinan nuestras vidas.  

La descomposición de la burguesía local abarca todos los planos de la vida social, y arrastra tras de sí a todos aquellos dirigentes políticos, sindicales y sociales que se mueven al ritmo de la misma. Que Macri lance su candidatura – cuando aún no sabe si podrá terminar su mandato- desde EEUU y hablando en inglés es apenas una muestra. Que el FMI ponga y saque funcionarios y elabore el presupuesto nacional es otra. Que se dividan en múltiples camarillas mafiosas que se disputan los negocios y el poder, y que todos juntos esperen una serie de milagros para salir de la crisis antes de que estalle la ira popular, es otra. 

La milagrería esta al orden del día. Se reza para que haya una buena cosecha, que Brasil no devalúe, que los especuladores financieros paren con las corridas, que Trump y el FMI pongan los dólares y junto con ello las políticas. Que nos enamoremos de la Lagarde. Que no llueva mucho y tampoco poco. Que se proteste pero en el marco del orden y la ley. Que se defienda la institucionalidad, la república, y esta democracia. Que se pueda llegar a las elecciones del 2019 mientras saquean al País y nos matan de hambre, se destruye la salud y la escuela pública. 

Que a coro se critique la violencia de los de abajo y se amordace a los “loquitos” que plantean que hay que echarlos a todos. La crisis es de tal magnitud que hasta los propios profetas del neo liberalismo no pueden predecir de cuánto será la inflación, ni siquiera qué valor tendrá el dólar en los próximos días. Solo pueden pronosticar que todo lo que viene será para peor ¡¡¡Se piden tantos milagros juntos que hasta “los opositores” ahora, en octubre, van a marchar a Lujan a pedirle a la pobre virgen, al papa y a cuanto santo anda por ahí que los ayude en esto de los milagros!!!


Una sugerencia. Para que después no digan que no aportamos nada y que solo criticamos ¿Ya que se proponen explotar la religiosidad popular para sus fines egoístas, no se les ocurre que sería mejor marchar al santuario del Gauchito Gil, que al menos les robaba a los ricos para luego distribuirlo entre los pobres? Eso les daría un barniz más combativo y hasta les podría facilitar el engaño de construir un “capitalismo serio” en donde patrones, especuladores, obreros y pobres marchemos todos felices  y unidos….Piénsenlo, los Moyano, Yasky, Michelli, los Grabois y tantos otros que marchan a la cola del Kirchnerismo. ¿Por qué en vez de poner la solución de los problemas terrenales en manos de los hombres y mujeres reales, de carne y huesos, que sufren las consecuencias del capitalismo, recurren a vírgenes, milagros y misticismo? ¿Acaso no es esto otro síntoma de la descomposición burguesa que también los alcanza a Uds.?

La burguesía local, más allá de los matices, es prisionera del FMI, de los especuladores financieros, de las potencias imperialistas. Ninguna fracción de la misma se propone romper con esta situación y asegurar la soberanía nacional. La dependencia política, económica y militar no es una abstracción, “una categoría de análisis”, es parte funcional del sistema capitalista mundial y de la división internacional del trabajo que este impone. No se puede romper con la dependencia sin romper con el capitalismo. Tal es así que ahora asistimos al intento encabezado por una runfla de ex Kirchneristas como Massa, Urtubey, Pichetto y Schiaretti, a los que seguramente se les sumaran otros ante el derrumbe del macrismo, de construir desde el peronismo una especie de macrismo sin Macri.   

Una “alternativa” que le voto en estos tres años al macrismo más de 170 leyes destinadas a hambrear al Pueblo. Una alternativa que acepta el acuerdo con el FMI, que apoya el ajuste y en el mejor de los casos solo se propone suavizar algunos aspectos del mismo antes de todo les estalle en la cara.
Frente a esto se alzan las luchas obreras y populares. El contundente paro del 24 y 25, más allá del carácter conservador de las direcciones burocráticas, son una muestra de la disposición a la lucha de millones de trabajadores en todo el País. 

Este ascenso de las luchas, el desarrollo de las formas asamblearias, la creciente combatividad de nuestra clase, como quedó demostrado en los Astilleros Río Santiago, son la base desde la cual podemos empujar el “Hay que echarlos a todos” construyendo un movimiento que contenga a todos aquellos dispuestos a dar esta lucha en la actual coyuntura, impulsando las asambleas obreras y populares, los plenarios del sindicalismo combativo, las luchas de nuestras compañeras, las coordinadoras antirrepresivas para exigir la libertad del compañero Daniel Ruiz, el cese de la persecución a Sebastián Romero y a los pueblos originarios. Para poner fin a las amenazas contra la vida de compañeros como Del Caño y M. del Carmen Verdú. En una palabra, debemos actuar en la coyuntura sin perder de vista el sentido estratégico de las luchas. 

Luchas en donde no debemos perder de vista la cuestión central y que constituye el punto débil de las mismas. La falta de un Partido o de una organización común de los revolucionarios. Esta falta facilita todas las maniobras de la burguesía y de los burócratas quienes se apoyan en el reformismo que espontáneamente  surge en las filas obreras y populares. De allí que constituya un error estimular solo el luchismo, el marchismo o  cualquier otra forma de lucha puramente sindical o reivindicativa, al margen de una estrategia de disputa del poder contra la burguesía, tal como hace la izquierda, en particular el trotskismo, cuyas fuerzas principales también se plantean llegar al 2019 desviando las luchas hacia una asamblea constituyente.

Construir este Partido de cuadros revolucionarios, foguearnos en las luchas, adquirir una disciplina consciente, enraizarnos en nuestra clase ocupada y desocupada, elaborar una estrategia de lucha territorial, extendernos nacionalmente, tales son las tareas centrales que no debemos perder de vista en ningún momento. Las luchas van a seguir desarrollándose, es más, podremos tumbar al macrismo como ya lo hicimos con de la Rúa, pero sin un partido revolucionario el problema central quedara en pie. Y ese problema es nada más y nada menos que establecer en manos de qué clase social queda el poder. En las manos de ellos o en las nuestras. Esa es la lección que debemos sacar de las grandes jornadas de diciembre del 2001.

 

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