Fuera Macri y el FMI
Declaración conjunta
La disparada del dólar y la consiguiente devaluación de los
salarios es una escena más en el creciente empobrecimiento al que somos
llevados millones de trabajadores. El ajuste que intenta implementar el
gobierno tiene como objetivo profundizar las ganancias del capital trasnacional
y sus socios locales, descargando la crisis sobre nuestras espaldas. Pero estas
medidas que implican aumentos de tarifas, en servicios y transportes, y
despidos, principalmente en las dependencias del Estado, no son suficientes para
salir de la crisis porque no hay salida en los marcos del sistema capitalista.
La persistencia de la crisis internacional que estalla en 2008, agudizada hoy
con la guerra comercial impulsada por EEUU, implica que por más que el gobierno
argentino realice el ajuste que tiene planeado y que le exige además el acuerdo
con el FMI, no habrá un repunte de la economía ya que no existen los mercados
que hubo en la salida de la crisis anterior, la del 2001.
Además de la debacle económica hay otra particularidad en el proceso actual, es una profunda crisis política que atraviesa a todos los partidos patronales, pero también a todas las instituciones que sostienen a la clase dominante, incluidos los sindicatos burocratizados. Hoy se están delineando dos campos, el de quienes quieren sostener la gobernabilidad y llegar al 2019, con el peronismo y la burocracia sindical como punta de lanza y quienes luchamos por echar a Macri y a todos los ajustadores ya.
Además de la debacle económica hay otra particularidad en el proceso actual, es una profunda crisis política que atraviesa a todos los partidos patronales, pero también a todas las instituciones que sostienen a la clase dominante, incluidos los sindicatos burocratizados. Hoy se están delineando dos campos, el de quienes quieren sostener la gobernabilidad y llegar al 2019, con el peronismo y la burocracia sindical como punta de lanza y quienes luchamos por echar a Macri y a todos los ajustadores ya.
La otra cara de la moneda, la que impide llevar a fondo el
ajuste, es la creciente resistencia obrera y popular, que se vienen
incrementando a pasos agigantados, desde la rebelión de diciembre, pasando por
las masivas movilizaciones del movimiento de mujeres y las recientes luchas de
estudiantes y trabajadores de la educación, entre decenas de conflictos
obreros. ¡El triunfo de los trabajadores de Astilleros, luego de una toma y
bloqueo de la salida de los directivos de la empresa hasta que firmaron el
compromiso de enviar los fondos requeridos, es un ejemplo magnífico de cómo la
clase trabajadora puede ganar si recurre a los métodos más duros, que forman
parte de la tradición obrera y popular de este país y del mundo!
La reciente
experiencia de lucha de nuestra clase y la tendencia a llevar esa lucha al
terreno más favorable para los trabajadores, las calles, es el principal
escollo que tiene la burguesía para salir del atolladero. Hoy existen condiciones más que favorables
para impulsar esa lucha más allá de las reivindicaciones parciales y la defensa
de las conquistas sociales, la crisis del régimen abre una inmensa brecha a los
trabajadores para luchar en el terreno político, para discutir quien gobierna y
de qué forma.
Para nosotros, esto no significa pelear por meter un
diputado más en el parlamento, sino poner en debate qué clase social es la que
detenta el poder, es decir, que sector de la sociedad es dueño de los recursos
naturales y las fábricas. Es necesario, para quienes luchamos por terminar con
todas las formas de opresión, llevar este debate a nuestros lugares de trabajo,
de estudio, a nuestros barrios, e impulsar en cada uno de esos espacios
asambleas, en las que el pueblo delibere y gobierne, es decir en las que los
trabajadores podamos hacer el ejercicio de gobernar nuestro destino.
Desde estos espacios de base debemos ir construyendo la
unidad para las luchas venideras, porque no hay salida para los de abajo si nos
siguen gobernando los mismos de siempre y para terminar con eso hay que
echarlos a todos, continuando el camino iniciado el 14 y 18 de diciembre, el
camino de la rebelión obrera y popular.
La izquierda clasista y con intención revolucionaria debe jugar un papel
en esta construcción, impulsando la coordinación de las luchas, centralizando
nuestras fuerzas en una asamblea nacional de trabajadores que sea la expresión
legítima de estas construcciones de base y levante un programa para salir de la
crisis y terminar con el dominio de unos pocos sobre la mayoría del pueblo
trabajador.
Para eso proponemos:
No pagar la deuda externa, verdadero mecanismo de
expoliación. Plan de Obras, Servicios y reconstrucción del aparato productivo
nacional, financiado con los fondos del no pago de la deuda e impuestos
progresivos a las grandes empresas y controlado por los propios trabajadores.
Nacionalizar la banca y el comercio exterior. Reducción de la jornada laboral
para repartir los puestos y evitar despidos. Freno inmediato a los despidos,
reincorporación de todos los despedidos y apertura de los libros contables de
las empresas. Ocupación por sus trabajadores y expropiación bajo control obrero
de las empresas que se niegan a cumplir con estos objetivos. Estatización de
las empresas de servicios, con control de trabajadores y usuarios. Para
terminar con el monopolio de la tierra, nacionalización, reparto y protección
de los recursos estratégicos.
Tendencia Guevarista; Juventud Rebelde; Partido por el
comunismo (PPC); TODEL Venceremos; Frente Anticapitalista por el Socialismo
(Partido Guevarista; Convergencia Socialista; Frente de Acción Revolucionaria);
OLNyS Fogoneros.
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