La Marea Verde empujó unos metros más hacia el precipicio a Macri y los suyos

Por Damián Vekelo y Juan Giglio 

La inmensa “Marea Verde” que inundó las adyacencias del Congreso, representó un punto de inflexión en la situación política, por el avance que significó la imposición del proyecto de ley del aborto, pero principalmente por la demostración de la enorme fuerza del movimiento de mujeres, que aunque es heterogéneo y policlasista, tiende a materializarse en las calles, enfrentando en los hechos - y a pesar de la política conciliadora de sus principales dirigentas - a las instituciones del régimen.

La media sanción de esta ley fue votada por la Cámara de Diputados no por decisión de la mayoría de sus miembros - que con la excepción de la izquierda no lo hubiesen hecho unos meses atrás - sino por la combinación de la crisis terminal del régimen y el ascenso combativo del movimiento de mujeres, que va de la mano del incremento y radicalización de las luchas obreras y populares en el país y el resto del continente.

Como lo señalamos en una publicación anterior, la crisis política - acelerada por la movilización popular - no solo dividió a los partidos patronales, sino que acrecentó la debilidad del gobierno, aunque algunos publicistas presenten lo ocurrido como un “acierto” de Macri. Las fisuras en los partidos burgueses, sobre todo Cambiemos, dieron una señal de alerta al gran capital, que entre otros elementos empujaron la renuncia del presidente del Banco Central.

La conquista parcial de la despenalización del aborto es un hecho que hará historia en una sociedad dentro de la cual el Partido Eclesiástico tiene un peso institucional grande, aunque ya no posea la base social de antaño. Además de esto, el cambio de uno de los principales funcionarios de la economía en medio constituye una expresión del proceso de caída a piquete del gobierno y del conjunto del régimen.  

Tan mal está la “democracia burguesa”, que comandan Macri y su banda, que una maniobra parlamentaria del presidente, recomendada por Durán Barba, terminó radicalizando y masificando la movilización extraparlamentaria. ¡Quienes hablan de una “Revolución de las Hijas” se quedan cortos, porque lo que avanza realmente es la Revolución Social, liderada por las mujeres trabajadoras! 

Tan podrido está el régimen, que aquellos y aquellas que pretendieron presentarse como “oposición progresista” fueron aplastados/as por una demostración fabulosa, protagonizada por decenas de miles de pibas que cuestionan tanto a los que gobiernan como a quienes vienen de hacerlo. Pibas y pibes que buscan una opción que los/as interprete de manera positiva y revolucionaria.

Las organizaciones de izquierda, que aparecimos durante estos días con mucha fuerza, todavía no constituimos una alternativa, ya que no hemos sido capaces de poner en pie el Centro Coordinador de las Luchas, que no solo ayude a canalizar los reclamos obreros más elementales, sino a todas y cada una de las demandas “democráticas”, como el tema del aborto, que afectan al movimiento de masas.

La derrota - producida en las calles - de los sectores más reaccionarios de la Argentina, comandados por la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, significó un cambio sustancial en las relaciones de fuerza entre las clases, cambió que obligó a uno de los sostenes principales del gobierno - la burocracia - a decretar la huelga de CTA y camioneros de ayer y el Paro Nacional del próximo 25 de Junio.

Las organizaciones combativas que nos reuniremos el 23 de junio en el Plenario Sindical Lanús, para debatir acerca de la construcción de una “Nueva Dirección Obrera”, tenemos una nueva oportunidad: aprovechar la huelga del 25 para convertirla en Paro Activo Nacional, tratando de sumar al mismo a las/os miles que se movilizaron para rodear el Congreso y al conjunto de la clase trabajadora, que está en ascenso.   

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