El jardín de los senderos que se bifurcan: entre la independencia política y el seguidismo a la burguesía
Declaración del FAS
La
situación política regional y nacional continúa en el camino de la debacle
institucional, los regímenes de la democracia capitalista ya no funcionan como
el aceitado aparato de dominación que generaba expectativas en grandes sectores
de masas. El encarcelamiento de Lula en Brasil, demuestra no “un ataque del
imperialismo” sino la putrefacción de las instituciones de la clase dominante, entre
ellas los partidos patronales, tanto los llamados de “derecha” como los social
demócratas y los populismos de todo pelaje, es entonces ante el descrédito de
los políticos que los jueces actúan para recomponer el desgastado régimen.
Son
esas condiciones de desgaste objetivo las que se ven hoy en la intervención del
peronismo, el encarcelamiento de varios de sus dirigentes (Zanini, Fellner) o
las acusaciones cruzadas entre los miembros de la coalición Cambiemos, en medio
de una economía que no muestra indicadores de recomposición, la inflación de marzo fue otro mal dato para el
Gobierno, trepó al 2,3 por ciento, lo que lleva a un acumulado del 6,7 por ciento en
el año. Con esta cifra, el un aumento del costo de vida en los últimos
12 meses alcanza el 25,4 por ciento, según las cifras del INDEC
(Perfil 12/04/2018).
La
coincidencia entre todos los partidos patronales y algunos más, es llegar a las
elecciones del 2019, lo que implica no solo sortear la crisis económica ya de
por sí tarea difícil, sino presentar una opción política que vuelva a despertar
expectativas en las masas, recomponer la institucionalidad, principalmente los
partidos, o al menos encontrar una figura que sea, presentable. En ese intento
no solo está el peronismo y el macrismo, con los restos de la UCR repartidos
entre ambos, sino también el Vaticano, que pretemden constituir un reciclado
populista con organizaciones piqueteras, parte del PJ y partidos reformistas
como el PCR. Todo ese bloque, aunque heterogéneo en la superficie y con
matices, tienen el mismo objetivo, evitar un nuevo diciembre que termine por
derrumbar el edificio de la gobernabilidad.
Ante
este panorama la izquierda revolucionaria, debe definir correctamente las
tareas y dar los pasos necesarios para acelerar la debacle de los de arriba,
única forma de frenar el enorme ajuste y el deterioro de las condiciones de
vida de los trabajadores, pero fundamentalmente asumir el papel que debemos
jugar los revolucionarios socialistas en una situación favorable como pocas
para la lucha política para ganarse a lo más honesto y consciente de la clase
obrera pero la izquierda “…solo puede
alcanzar este objetivo si es una organización absolutamente independiente, con
un programa claro y una estricta disciplina interna. He aquí por qué el Partido
tuvo que romper ideológica y organizativamente con los reformistas y los
centristas que no luchan por la revolución proletaria, que no tienen el deseo
de preparar a las masas para la revolución y que, con su conducta, coartan esta
tarea…” (L.Trotsky; Las Tácticas del Frente Único, 1922)
Ese
debate programático surgió ante la movilización y el acto por el 24 de Marzo,
cuando en el Encuentro Memoria, verdad y justicia, el PCR y otros partidos
intentaron impulsar un acto único con el kirchnerismo, mientras que desde el
FAS, junto con otras organizaciones llevamos adelante un fuerte debate para
mantener la independencia política ante el intento de diluir el acto y el espacio que hace años denuncia
la represión de ayer y hoy, tras el frente anti Macri, es decir la unidad con
los sectores “progres” del capital.Esta
divergencia volvió a surgir ante el encarcelamiento de Lula, que al igual que
anteriormente con la destitución de Dilma Rousef o de Lugo en Paraguay, cuando
gran parte la izquierda salió a defender la democracia y las instituciones
burguesas o se pronunció contra la destitución de De Vido en el congreso.
Esto
en los hechos es el abandono de la independencia de clase y del programa
socialista, es apuntalar las instituciones y buscar llegar ordenadamente al
2019 como la pata izquierda de la burguesía.Para
nosotros es fundamental llevar adelante una profunda lucha por la independencia
política, promoviendo el camino que parte de la vanguardia obrera mostró en
Diciembre, la acción directa y la ruptura con la burocracia sindical y los
partidos patronales.La
lucha de clases presenta dos caminos, la conciliación o la independencia de los
trabajadores, la izquierda revolucionaria esta ante una oportunidad histórica
que convertirse en dirección de la clase
obrera, ante la debacle de la institucionalidad burguesa.
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